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Cortisol
gráfico ritmo circadiano

El cortisol, es una hormona esteroide, más específicamente un glucocorticoide que es secretado por las glándulas suprarrenaleses, esta hormona es conocida como la hormona del estrés. Nuestro organismo fabrica cortisol para ayudarnos a enfrentarnos a las situaciones emergencia. 

Actualmente hay un gran debate, sin base científica real, acerca del tratamiento del insomnio infantil y el cortisol.

El insomnio infantil es una perturbación del sueño que afecta entre un 20%-30% de la población infantil hasta la edad preescolar (datos similares en diferentes estudios de diferentes culturas) y que se caracteriza por un sueño dificultado e independiente y/o frecuentes despertares durante la noche con la imposibilidad de volver a dormir sin ayuda externa. También se produce en forma de resistencia del menor a dormir por la noche en la hora estipulada o en una combinación de ambos problemas. Aunque la etiología del problema es multifactorial, en el 90% de los casos la causa es del tipo conductual y por tanto, el trato de la primera elección consistirá en la aplicación de las normas de conducta.

A pesar de la controversia que existe (sin base real) de los supuestos efectos secundarios que provocan los métodos conductuales diseñados por la resolución del insomnio infantil, un nuevo trabajo realizado por en la Universidad Flinders, en Australia (School of Psychology, and Department of Nutrition and Dietetics, Public Health and Health Promotion, SA Health, Department of Psychiatry, and School of Paediatrics and Reproductive Health, and Women’s and Children’s Health Network, Flinders University, Adelaide, South Australia, Australia), y publicado por la revista Pediatricsdemuestra nuevamente que estos tipos de tratamientos son altamente eficaces y no provocan efectos secundarios.

En concreto, los investigadores estudiaron los niveles de cortisol (marcador biológico del estrés), el grado de bienestar emocional y los problemas de conducta mediante diferentes instrumentos psicométricos y la cantidad y la calidad del sueño utilizando registros actimétricos en tres grupos diferentes. Al primer grupo de niños, se los trató con el ‘método de extinción gradual’, al segundo con el método que se llama ‘bedtime fading’ y al tercer grupo, grupo de control, no se le hizo ningún tratamiento específico.

Los resultados fueron definitivos: en los dos primeros grupos (grupos con tratamiento) el nombre de despertares, la latencia del sueño y el tiempo total de sueño mejoran de manera espectacular comparados con los del grupo de control, es decir, se confirma una vez más la eficacia del tratamiento conductual.

Así pues, la conclusión más novedosa de este estudio es que, el nivel de estrés (medido con la determinación de los niveles de cortisol en saliva) era significativamente menor en los niños tratados que en los niños del grupo de control, además de mostrar en los 2 primeros grupos un mayor bienestar emocional y menores problemas de conducta.