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Apneas, diagnóstico y tratamiento

Para diagnosticar las apneas lo que hay que hacer primero es una historia clínica: se le pregunta al paciente si tiene síntomas de somnolencia y mal descanso. Acostumbra a ser la pareja la que nos informa de este mal respirar durante la noche. Es habitual que el paciente, la misma persona que tiene una apnea, se despierte a él mismo del ahogo que le produce, pero no se den cuenta de la causa de este despertar. La historia clínica nos dará la sospecha de que existe esta patología, pero después deberemos realizar un estudio del sueño, lo que llamamos una polisomnografia completa, que consiste en, no solamente ver cómo respira esa persona, sino también cómo funciona su cerebro, cómo funciona su corazón, y estudiar todo lo que puede estar alterado a causa de estas apneas.

Esto lo podemos hacer en el domicilio del paciente o lo podemos hacer con el paciente ingresado y también lo hacemos con los niños para poder diagnosticar exactamente qué cantidad de apneas hacen durante la noche. El resultado de este estudio nos dará un parámetro que nos indicará la gravedad del problema. Le llamaremos leve o moderado o severo en función de la cantidad y de la evolución de las apneas y sobre todo la falta de oxígeno durante la noche.  

Muchas veces las personas cuando acuden a la consulta ya nos dicen que si duermen algo incorporados respiran mejor. Esto es normal porque muchas veces las apneas también se producen por una relajación excesiva de lo que es la mandíbula inferior y la lengua, cuando estamos boca arriba es cuando precisamente estas apneas o este cierre del paso del aire se provoca o aparece con mayor intensidad.

De todas maneras cuando las apneas son graves, es decir, se producen en todas las posiciones (ya sea durmiendo boca arriba o durmiendo de lado,) entonces utilizamos un pequeño aparato que se llama CPAP que significa aire a presión positiva continuada. Este aire es enviado a la nariz del paciente desde un pequeño aparatito portátil que lo adquiere del lugar dónde está el paciente y ayuda a que el paciente deja de hacer las apneas cuando recibe el aire porque le obliga a abrir el paso que está cerrado, que es el cuello, y así solucionamos el problema. Estas personas se adaptan perfectamente pero es muy importante que esté bien diagnosticado, es decir, que esté bien ajustado a la fuerza que necesita cada persona para que se le abra el cuello correctamente. Es por ello que en las Clínicas del Sueño se realiza un control con el aparato puesto, para graduarlo y personalizarlo a la necesidad de cada paciente.