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Parasomnias:
sonambulismo y terrores nocturnos

Patologia del sueño en niños

Definición

Las parasomnias son eventos involuntarios, anormales y molestos, que ocurren durante el sueño.

No son propiamente enfermedades sino hechos, fenómenos, que aparecen en sueño y disminuyen su calidad. Son más frecuentes en la infancia, pero también se extienden a la edad adulta.

Aunque las parasomnias son consideradas benignas, su reconocimiento es importante sobre todo cuando ocasiona situaciones difíciles, peligrosas o embarazosas, tanto para la persona que lo padece como para su entorno.

Despertar confusional

El comportamiento suele ser simple, sin llegar a salir de la cama, con movimientos sencillos como sentarse, abrir los ojos mirando alrededor, con ocasional vocalización. Hay desorientación y afectación de la consciencia. La duración suele ser de 5 minutos, aunque pueden ser de mayor duración.

Es un trastorno muy frecuente entre los 2-5 años. La duración del episodio suele estar entre 5-20 minutos. Un episodio típico consiste en un despertar parcial dentro de las 2-3 primeras horas de sueño, con desorientación en tiempo y espacio. Los niños aparentan confusión pudiendo estar con los ojos abiertos o cerrados y adquiriendo conductas inapropiadas.

Somnambulismo

Son episodios de deambulación que se describen como rutinarios pero inapropiados tanto en el momento en el que se producen como por su condición, con potencial peligrosidad, violencia y agitación. Los ojos suelen estar abiertos durante el episodio. Hay persistencia de afectación de la consciencia y afectación del juicio, siendo difícil despertar al paciente durante el episodio. Finalizan generalmente volviendo a la cama o pueden continuar durmiendo en cualquier sitio.

Es un fenómeno frecuente con un pico de incidencia máxima entre los 4-8 años. Habitualmente están calmados y sin expresión de miedo.

Terrores nocturnos

Consisten en episodios de miedo intenso que se inician con un llanto brusco o grito, acompañado de intenso componente autonómico con frecuencia cardiaca irregular, taquicardia, aumento de la frecuencia respiratoria y excesiva sudoración.

Afecta aproximadamente al 3-15% de los niños de entre 4 y 12 años. Presentan un pico máximo de aparición entre los 5 y 7 años, aunque se describen casos antes de los 2 años; su fase de resolución típica es la preadolescencia. El paciente no responde a estímulos externos, mostrándose confuso y desorientado, y no hay recuerdo de lo sucedido en la mayoría de los casos.

Trastorno de la ingesta nocturna durante el sueño en niños

Es un trastorno del sueño en el que los niños consumen alimentos y bebidas durante la noche mientras están dormidos. Esto puede incluir comer alimentos no comestibles, como tiza o papel, o alimentos que se mantienen en la habitación, como dulces o snacks.

Este trastorno puede ser peligroso ya que los niños pueden atragantarse o sufrir problemas digestivos. También puede causar interrupciones del sueño y somnolencia diurna.

El trastorno de la ingesta nocturna durante el sueño en niños generalmente se resuelve por sí solo con el tiempo, pero puede requerir tratamiento si per- siste durante un período prolongado o si causa problemas de salud o de comportamiento.

Parálisis del sueño aislada recurrente

La parálisis del sueño aislada recurrente en niños es un trastorno del sueño que se caracteriza por la incapacidad temporal para moverse o hablar al dormir o al despertarse. Esta parálisis puede durar unos segundos o varios minutos y suele ir acompañada de alucinaciones visuales o auditivas y una sensación de opresión en el pecho.

A diferencia de la parálisis del sueño aislada, esta forma recurrente ocurre con frecuencia y puede ser muy perturbadora para el niño.

El tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual y medicamentos específicos para el sueño.

Pesadillas

Son sueños que se caracterizan por ser desagradables o aterradores. Una característica importante de las pesadillas es que, cuando el sujeto se despierta, está completamente orientado y alerta, y tiene recuerdo del contenido del sueño, que es percibido como irreal.

son muy frecuentes en niños (60-75%) como eventos ocasionales, aumentan de frecuencia durante la adolescencia. Como un trastorno definido, afecta aproximadamente al 2-6% de los niños preadolescentes. El contenido del sueño y su elaboración depende de la edad del niño.

Las pesadillas pueden ser una forma natural de procesar miedos y ansiedades normales en su desarrollo emocional. En muchos casos, estas pesadillas desaparecen con el tiempo y no requieren tratamiento. Sin embargo, si las pesadillas son recurrentes y afectan significativamente la calidad del sueño y el bienestar emocional del niño, es importante buscar la opinión de un profesional de la salud mental para determinar si se necesita tratamiento adicional.

Eneuresis nocturna

Consiste en la emisión espontánea de orina durante el sueño. Se considera normal en niños menores de 5 años, siendo su prevalencia del 15 a 25% a esta edad y del 4% a los 10 años. Esto demuestra que es un proceso madurativo normal de la vejiga.

Bruxismo

Durante el sueño es frecuente que se produzca una contracción de los músculos maseteros, pterigoideos internos y temporales, provocando un cierre enérgico de la mandíbula superior e inferior. Si es muy intenso, el golpeteo de las piezas dentales puede producir un ruido o rechinar, conocido como bruxismo. Ello puede provocar un desgaste del esmalte dental, dolor dental o mandibular, alteraciones de la articulación temporo-mandibular y cefalea. Es frecuente en la infancia, donde su prevalencia es de un 14-17%, reduciéndose con la edad.

Movimientos rítmicos durante el sueño

Son episodios repetidos de movimientos bruscos, rápidos e involuntarios, de las extremidades. Suelen producirse en secuencias de 4 ó más movimientos, separados entre sí por un intervalo de 20-40 segundos. Habitualmente afectan a las extremidades inferiores, y consisten en una extensión del primer dedo del pie, en combinación con una flexión parcial del tobillo, la rodilla y, en ocasiones, también la cadera. Puede además afectar a los miembros superiores.

Suelen comenzar antes del noveno mes de vida y raramente después de los 2 años de edad. Suelen ser benignos y no se asocian a ningún problema neurológico o psiquiátrico. Por lo tanto, no se debe alarmar a los padres en exceso, pero sí informarles y tranquilizarlos. En algunos casos, se pueden tomar medidas para evitar que el niño se lastime durante estos movimientos. Si los movimientos persisten más allá de los 5 años, se recomienda una evaluación neurológica y psiquiátrica para descartar otras posibles causas.