Según explica la psicóloga María José Aróstegui, miembro del grupo de trabajo de Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES), en una entrevista en La Vanguardia, la falta de descanso puede incrementar la impulsividad y reducir el autocontrol, llevándonos a tomar decisiones poco meditadas en épocas de rebajas.
Cuando no dormimos bien, la corteza prefrontal —encargada de la planificación y el control de los impulsos— no funciona de manera óptima. Esto, sumado al cansancio, las altas temperaturas nocturnas y el uso del móvil antes de dormir, puede generar un “cóctel perfecto” para gastar más de lo necesario, incluso en productos que no necesitamos.
El problema no solo afecta a nuestras finanzas, sino que además alimenta un círculo vicioso: las compras nocturnas empeoran el sueño, y la falta de sueño aumenta la impulsividad la noche siguiente.
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