Dormir poco puede comportar más hambre de lo normal y, por tanto, generar un aumento de peso, según un estudio de la Universidad de Uppsala, en Suecia, aparecido en Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
Los investigadores recurrieron a la resonancia magnética funcional para estudiar el cerebro de 12 varones de peso normal mientras éstos observaban imágenes de comida tras una noche de sueño normal y otra tras una noche sin sueño. Se objetivó que una región específica del cerebro relacionada con el apetito, la corteza cingulada anterior derecha, mostraba más activación en respuesta a las imágenes de comida tras una noche sin sueño que tras una noche de sueño normal, independientemente de su contenido calórico y del nivel de hambre. Ello denotaría que unos malos hábitos de sueño pueden influir en el riesgo de padecer sobrepeso a largo plazo.