Una de las preguntas más frecuentes en la consulta es la de ¿Cuántas horas diarias de sueño necesitamos?
Las necesidades de horas de sueño varían en cada persona, noche a noche, dado que influyen infinidad de factores que van desde la edad hasta condicionantes genéticos. Los recién nacidos pueden pasar 18 horas durmiendo, con pequeños períodos de vigilia intercalados. Hacia los ocho-diez años los niños suelen dormir entre nueve y diez horas seguidas, aunque los mejores durmientes son los preadolescentes, doce-catorce años, que pasan gran parte de su sueño en fase 3/4 (profunda). El paso del tiempo afecta tanto a la calidad como a la cantidad del sueño. Un adulto suele precisar siete u ocho horas de sueño y las duerme sin interrupciones, mientras que una persona de 70 años acostumbra a dormir sólo seis horas y superficialmente, con múltiples despertares.
A medida que nos hacemos mayores perdemos la capacidad de dormir seguido —es decir, nos despertamos más veces durante la noche— y, asimismo, perdemos la capacidad de mantener constantemente el estado de vigilia, esto es tenemos la necesidad de realizar pequeñas siestas durante el día. Así una persona mayor de 70 años dormirá sólo cuatro o cinco horas seguidas durante la noche y hará dos o tres siestas de unos 10-15 minutos durante el día.
Aunque se desconocen con exactitud las horas diarias de sueño necesarias, los límites suelen estar entre las cinco o seis horas y las nueve o diez horas, aunque la gran mayoría de las personas acostumbran a tener suficiente con siete u ocho horas. Los que con cinco o seis horas mantienen un excelente grado de vigilia al día siguiente reciben el nombre de dormidores cortos y en esta categoría sólo se incluye el 5% de la población. Los que necesitan de nueve a diez horas para mantener un normal estado de vigilia se denominan grandes dormidores y también son sólo el 5% de la población. Ello nos indica que el 90% de la población adulta precisa entre siete y ocho horas diarias de sueño.
Lo único cierto es que las horas diarias de sueño son individuales. El análisis del estado en que nos encontramos durante el día nos indicará si las horas de sueño han sido las correctas. Edison solía dormir un promedio de cinco horas; Einstein, en cambio, dormía regularmente diez horas. Parece ser que importa mucho más la calidad del sueño —profundo y sin interrupciones— que la cantidad —muchas horas en la cama con un sueño superficial y entrecortado.