Parasomnias
Patologia del sueño en adultos
Definición
Las parasomnias en adultos son trastornos del sueño que se caracterizan por conductas anormales y no deseadas que ocurren durante el sueño. Estas conductas pueden incluir hablar en sueños, sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas, comer o beber durante el sueño, comportamientos sexuales inapropiados, así como movimientos anormales durante el sueño REM, como el trastorno del comportamiento del sueño REM.
Las parasomnias pueden afectar la calidad del sueño y causar fatiga durante el día, así como problemas de salud mental y física a largo plazo si no se tratan adecuadamente.
Despertar confusional
Se caracteriza por un estado de confusión y desorientación al despertar, que puede ocurrir durante la noche o en la mañana temprano. La persona puede estar desorientada, desorientada en el tiempo o el espacio, y tener dificultades para hablar o comprender el habla de los demás. También pueden experimentar amnesia para el episodio.
A veces el comportamiento puede ser inadecuado y violento. Un subtipo de despertar confusional es la sexomnia, que se caracteriza por la existencia de conductas de tipo sexual durante el sueño, realizadas en la cama o el lugar que se haya elegido para dormir, de las que los sujetos no son conscientes ni recuerdan haberlas realizado cuando despiertan.
Son episodios de deambulación que se describen como rutinarios pero inapropiados tanto en el momento en el que se producen como por su condición, con potencial peligrosidad, violencia y agitación. Los ojos suelen estar abiertos durante el episodio. Hay persistencia de afectación de la consciencia y afectación del juicio, siendo difícil despertar al paciente durante el episodio. Finalizan generalmente volviendo a la cama o pueden continuar durmiendo en cualquier sitio.
La duración en el adulto es mayor que en el niño, hasta una hora o más y el comportamiento es más complejo en el adulto que en el niño.
Terrores nocturnos
Consisten en episodios de miedo intenso que se inician con un llanto brusco o grito, acompañado de intenso componente autonómico con frecuencia cardiaca irregular, taquicardia, aumento de la frecuencia respiratoria y excesiva sudoración. Puede ocasionar comportamientos impulsivos, pudiendo salir de la cama de forma violenta o agitada, con afectación del nivel de consciencia y por lo tanto sin un claro juicio en respuesta a las imágenes oníricas y con reacciones que pueden perjudi- car al paciente o a terceros. La duración puede ser de más de 5 minutos y el intento de aplacar los episodios puede ocasionar una mayor agitación.
Trastorno de la ingesta nocturna durante el sueño
Son episodios nocturnos durante los que los pacientes comen o beben de forma compulsiva e involuntaria, con alteración variable del nivel de consciencia y del recuerdo posterior. Los episodios de ingesta pueden ser únicos o múltiples cada noche (pueden oscilar entre uno y más de diez por noche), y se caracterizan por ser totalmente involuntarios e incontrolados en ausencia de verdadera sensación de hambre.
El trastorno de la ingesta nocturna durante el sueño suele estar asociado a otros trastornos del sueño, como el insomnio y el síndrome de piernas inquietas, y puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental del paciente, como aumento de peso, trastornos digestivos, fatiga diurna y alteraciones del estado de ánimo. El tratamiento suele incluir terapia cognitivo-conductual.
Trastorno de conducta del sueño REM
Se caracteriza por la presencia de movimientos vigorosos, sueños desagradables o de contenido violento y la ausencia de atonía muscular durante el sueño REM. Las conductas pueden ir acompañadas de vocalizaciones, también relacionadas con el contenido del sueño, tales como hablar, gritar, llorar, silbar, reír o cantar. El paciente mantiene los ojos cerrados y, si se le despierta, prácticamente enseguida está orientado.
Puede ser un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer. Por lo tanto, es importante que los pacientes que presentan esta parasomnia sean evaluados adecuadamente por un especialista para descartar posibles enfermedades subyacentes.
Parálisis del sueño aislada recurrente
Consiste en la imposibilidad de moverse y hablar durante un breve periodo de tiempo, que puede ocurrir al adormecerse o al despertar, y que supone en la mayoría de los casos una experiencia extremadamente desagradable para el paciente. La conciencia está completamente conservada y hay recuerdo del episodio. Los episodios tienen una duración de segundos a minutos y normalmente los ojos se encuentran cerrados por lo que las personas del entorno no perciben lo que está ocurriendo.
La parálisis del sueño aislada recurrente también puede ocurrir en adultos y puede estar asociada a trastornos del sueño como la narcolepsia. Además, se ha observado que ciertos factores pueden aumentar el riesgo de padecer parálisis del sueño, como la privación de sueño, el estrés, la ansiedad, el uso de ciertos medicamentos o sustancias y trastornos psiquiátricos. En general, la parálisis del sueño no representa un problema médico grave, pero puede resultar muy incómoda y afectar la calidad de vida del paciente.
Consiste en hablar, desde palabras aisladas hasta discursos completos, y con grados variables de comprensión, durante el sueño. Se trata de un fenómeno inocuo, del cual el sujeto no recuerda nada al día siguiente.
Bruxismo
Durante el sueño es frecuente que se produzca una contracción de los músculos maseteros, pterigoideos internos y temporales, provocando un cierre enérgico de la mandíbula superior e inferior. Si es muy intenso, el golpeteo de las piezas dentales puede producir un ruido o rechinar, conocido como bruxismo. Ello puede provocar un desgaste del esmalte dental, dolor dental o mandibular, alteraciones de la articulación temporo-mandibular y cefalea. La prevalencia se va reduciendo con la edad, en adultos es del 3% aproximadamente.
Movimientos rítmicos durante el sueño
Son episodios repetidos de movimientos bruscos, rápidos e involuntarios, de las extremidades. Suelen producirse en secuencias de 4 ó más movimientos, separados entre sí por un intervalo de 20-40 segundos. Habitualmente afectan a las extremidades inferiores, y consisten en una extensión del primer dedo del pie, en combinación con una flexión parcial del tobillo, la rodilla y, en ocasiones, también la cadera. Puede además afectar a los miembros superiores.