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La sexomnia es una parasomnia. Las parasomnias son fenómenos o trastornos de la conducta que aparecen durante el sueño.
Las parasomnias son eventos involuntarios, anormales y molestos, que ocurren durante el sueño. No son propiamente enfermedades sino hechos, fenómenos, que aparecen en sueño y disminuyen su calidad. Son más frecuentes en la infancia, pero también se extienden a la edad adulta.
Aunque las parasomnias son consideradas benignas, su reconocimiento es importante sobre todo cuando ocasiona situaciones difíciles, peligrosas o embarazosas, tanto para la persona que lo padece como para su entorno.
La sexomnia es una de ellas, y se traduce en comportamientos sexuales mientras estamos dormidos, ya sea masturbación o intento de interacción con otra persona.
Ocurre en la fase no-REM, cuando los músculos no están paralizados, así que puede que la persona tenga los ojos abiertos, aunque los sujetos no son conscientes ni recuerdan haber realizado ninguna de las acciones una vez se han despertado.
Lo manifiestan sobre todo hombres jóvenes, pero le puede pasar a cualquiera, aunque nunca antes haya sido sonámbulo.
La sexomnia responde a una predisposición genética, pero son las circunstancias las que la hacen aparecer. Por ejemplo, tomar mucho alcohol o drogas no ayuda y, si alguien está en una época de estrés o le está costando dormir bien, también tiene más posibilidades de tener una parasomnia como esta.
Aunque se desconoce la causa exacta de la sexomnia, algunas alteraciones del sueño, como las apneas o el trastorno por movimientos de las piernas, pueden actuar como ‘disparadores.
Si la intensidad y la frecuencia de los episodios aumentan de golpe, o si nunca lo habías tenido y te empieza en la edad adulta, puede ir ligado a alguna enfermedad importante, como un problema metabólico o alguna lesión del sistema nervioso central.
Si tu pareja sufre sexomnia, la pregunta que te puede surgir es, ¿despertar o no despertar a la persona? Como en cualquier parasomnia, lo importante no es si la despiertas o no, sino cómo, porque no conviene hacerlo bruscamente ni asustarla.