Dormir es una actividad imprescindible para poder estar despiertos, es decir, vivir. Nadie puede vivir sin dormir adecuadamente, es más, una persona puede aguantar hasta aproximadamente 2-3 semanas sin comer y sin beber, pero solamente se puede aguantar 7 días sin dormir. De hecho, se han realizado estudios (evidentemente no en humanos, sino en animales; concretamente ratones) donde se les ha mantenido en una actividad continua durante varios días. A partir del sexto-séptimo día estos animales entran en un proceso de confusión y alteraciones metabólicas que les lleva a la muerte. Por lo tanto podemos definir y asegurar que dormir es la actividad más importante que realizamos a lo largo de nuestra vida. Dormimos 1/3 de ésta, es decir, si llegamos a los 90 años habremos dormido 30 años de nuestra vida.
Dormir no es perder el tiempo, porque mientras dormimos se producen funciones importantes en nuestro cerebro, que son principalmente la reconstrucción de todo lo que hemos gastado durante el día, y la memorización de lo que hemos aprendido en éste mismo. Hay una frase muy conocida que dice ‘Lección dormida, lección sabida’, y significa que todo lo que aprendemos durante el día lo memorizamos durante la noche. El cerebro no puede aprender nada mientras está dormido, todos estos artilugios y sugerencias de aprender cosas durmiendo como por ejemplo idiomas, en estos anuncios de ‘póngase un cassette que aprenderá ruso mientras duerme’, son mentira, no es cierto.
Científicamente sabemos que el cerebro cuando duerme realiza otras cosas, más importantes que aprender, concretamente consolida la memoria y por eso cuando necesitamos recordar lo que hemos aprendido durante el día es imprescindible haber dormido bien la noche anterior, esto es muy importante para los estudiantes sobretodo, y también para todas aquellas personas que realicen funciones intelectuales, que necesiten de alguna manera consolidar memorias para poderlas utilizar al día siguiente.