Mientras duermen, el cerebro de los niños transforma material inconscientemente adquirido en conocimiento activo de manera más eficiente que el cerebro adulto. Investigaciones previas en adultos ya habían demostrado que dormir después de un aprendizaje impulsa el almacenamiento a largo plazo del material aprendido.
En lo que respecta a los niños, éstos duermen más y más profundamente y deben integrar enormes cantidades de información cada día. En la presente investigación, los científicos examinaron la capacidad de formar conocimiento explícito, a través de una tarea motora aprendida implícitamente, en niños de 8-11 años y en adultos jóvenes.
Después de una noche de sueño o de un día despiertos, se analizó la memoria de los participantes. Tras dormir una noche, ambos grupos podían recordar más cantidad de elementos de una fila de números que aquellos que habían permanecido despiertos, pero los niños resultaron ser mucho mejores en esta tarea que los adultos jóvenes.
Wilhelm I, Rose M, Imhof KI, Rasch B, Büchel C, Born J. [Nat Neurosci 2013]