La privación del sueño en niños y adolescentes se relaciona con la depresión en el último Congreso Mundial del Sueño.
Es bien conocida la relación que existe entre un sueño de mala calidad y las alteraciones anímicas y de conducta con los niños, pre-adolescentes y adolescentes.
En el último Congreso Mundial del Sueño organizado en Praga entre el 7 y el 11 de Octubre del 2017 por la World Sleep Society se presentaron distintos trabajos realizados en diferentes partes del mundo y diferentes ámbitos socioculturales (Singapur, Europa central y EEUU.), que llegan todos ellos a las mismas conclusiones: cuanta más privatización del sueño y más ‘‘nocturnidad’’ más altas son las tasas de depresión e incluso más altas las tasas de suicidio en el grupo de adolescentes y pre-adolescentes. Es cierto, sin embargo, que este ‘‘ritmo nocturno’’ de sueño-vigilia es habitual en este grupo de chicos y chicas pero a su vez se ve agravado con unos malos hábitos por la noche (muchas veces relacionado con el mal uso de las tecnologías, tablets, móviles, ordenadores…) lo que hace finalmente que nuestros hijos sean un grupo de población con una privación crónica del sueño que puede provocar finalmente estados depresivos, ansiedad, problemas de conducta y, como hemos dicho antes, tentativas de suicidio.
Aunque evidentemente hay muchos más factores externos y también internos que pueden desencadenar estas alteraciones del estado de ánimo, es importante tener presente que la falta de sueño asociada a una alteración del ritmo circadiano es un factor importante a tener en cuenta en el momento de realizar tareas preventivas. En estos trabajos presentados en el World Sleep Congress una de las medidas que se propusieron para aumentar el tiempo de sueño fue retrasar los horarios escolares de forma que los estudiantes pudieran adaptar mejor su ritmo biológico al ritmo escolar.