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Insomnio y mujeres
Mujer durmiendo en una cama

Las mujeres sufren dos veces más trastornos del sueño que los hombres, ¿Por qué?

Los hombres y mujeres son exactamente iguales con respecto a su actividad eléctrica cerebral. Es decir, si realizáramos un estudio del sueño (polisomnografía) a un hombre y a una mujer, no seríamos capaces de dilucidar cuál corresponde a uno u otro. Los impulsos eléctricos son, no obstante, nuestro único denominador común, puesto que la realidad es que existen tantas diferencias de género en este asunto, que las mujeres merecen un capítulo aparte en este libro y en la disciplina médica del sueño.

¿Dónde comienzan a divergir el organismo de un hombre y una mujer? El 50 % de las peculiaridades femeninas se asienta en el papel que desempeñan las hormonas en los distintos ciclos vitales de la mujer, en especial gracias a la acción del estrógeno y la progesterona. Y es que se ha comprobado que los cambios hormonales afectan de forma decisiva en la calidad del sueño. El otro 50 % proviene de la voluntad de las mujeres de privarse del sueño. Ellas deciden dormir menos.

¿Y por qué las mujeres de hoy en día reducen voluntariamente sus horas de descanso? La respuesta se halla en esa difícil combinación de vida laboral, maternidad y obligaciones familiares más las tareas propias del hogar. Una encuesta realizada en Estados Unidos señalaba que el 86 % de las mujeres que trabajan fuera de casa sufren fatiga permanente, el 60 % tenía dificultades para dormir y una de cada cuatro padecía somnolencia diurna.

Ellas duermen menos…

  • Porque tienen tendencia a preocuparse excesivamente y llevarse los problemas a la
  • Porque las mujeres son más sensibles a los ruidos y se despiertan más fácilmente que los
  • Porque una vez al mes durante treinta y cinco años, con cada menstruación, pueden sufrir insomnio y/o somnolencia excesiva
  • Porque durante el embarazo la dimensión de la barriga dificulta un descanso
  • Porque los recién nacidos despiertan a sus madres cada tres o cuatro
  • Porque mientras los niños son pequeños, las madres sue- len estar más alertas que los papás y se acostumbran a numerosos despertares nocturnos durante años.
  • Porque mientras los niños están en edad escolar, los malabarismos entre su atención, los quehaceres de la casa y la vida profesional de las mujeres sólo se logran reduciendo horas de sueño.
  • Porque cuando los hijos crecen y comienzan a salir por la noche, muchas madres no descansan hasta que estos no regresan al hogar.
  • Porque las mujeres siguen ocupándose de sus hijos incluso cuando son adultos y suman a sus propios progeni- tores, los cuales también requieren apoyo por los achaques de la
  • Porque cuando en la madurez aparece la menopausia, la ausencia de hormonas trae consigo los sofocos, la irrita- bilidad, el insomnio y otros

La combinación de hormonas y ritmo de vida dibuja un panorama complicado para las mujeres con respecto a su higiene del sueño. El punto de partida de estas diferencias entre sexos se da con la primera menstruación (menarquía), que aparece entre los diez y los catorce años.