BENEFICIOS DE LA LUZ NATURAL

No somos conscientes de la importancia que tiene la luz natural sobre nuestra salud, pero lo somos menos de la importancia que la luz natural tiene sobre nuestro descanso.

La luz natural, a través del haz retinohipotalámico, actúa como sincronizador exógeno del núcleo supraquiasmático del hipotálamo, responsable del establecimiento del ritmo circadiano de vigilia-sueño.

Diversos estudios médicos confirman que la luz intensa, recibida a primeras horas del día, ayuda a sincronizar el ritmo circadiano de vigilia-sueño. Esto significa que el contacto con la luz solar contribuirá a un mejor estado de vigilia durante el día y a la aparición del sueño a la hora correcta.

Los beneficios de tomar la luz natural serían:

* Concentración en el trabajo y un menor esfuerzo en procesos de lectura, dado que aumenta la capacidad visual.

* Funciona como un antidepresivo natural, al favorecer el bienestar general.

* Aumenta la productividad, reduciendo la fatiga crónica.

* Reduce la irritabilidad.

* Contribuye a la producción de vitamina D, que protege de ciertos tipos de cáncer.

* La vitamina D ayuda a la asimilación del calcio; por ello, tomar el sol en las primeras horas del día contribuye a la formación y buen estado de

los huesos.

* Es muy eficaz para desinfectar y cicatrizar heridas superficiales (la radiación ultravioleta elimina numerosos microorganismos).

* Mejora la circulación sanguínea.

* Disminuye el nivel de glucosa en la sangre; es, por ello, ideal para los diabéticos.

* Disminuye las dolencias leves.

Recuerda que el exceso de exposición al sol incrementa el riesgo de padecer cáncer de piel.

Es recomendable exponerse a la luz solar durante 15 minutos a primera hora de la mañana, sin protección; si lo hacemos a otras horas del día, debemos utilizar ropa adecuada, cremas protectoras y mantener siempre la cabeza a la sombra recurriendo a una sombrilla o a una gorra o sombrero.

En España, somos afortunados de poder disfrutar de la luz natural y de sus beneficios.

 

Beneficios de la luz natural

¿POR QUÉ DORMIMOS?

Durante años hemos pensado que dormir es perder el tiempo y nos hemos preguntado ¿Por qué dormimos? Hoy la ciencia nos permite responder a parte de esta pregunta.

Dormimos para poder estar despiertos así como estamos despiertos para poder dormir. El estado de vigilia se genera durante el sueño y el estado de sueño se genera durante la vigilia. La ciencia y la experiencia han demostrado que el dormir es una actividad absolutamente necesaria para el ser humano, pero nadie ha sido capaz de explicar por qué pasamos tanto tiempo en este estado.

Lo único cierto es que si intentamos suprimir el sueño de forma continuada, aparecen alteraciones en nuestro organismo que nos conducen irremisiblemente a la muerte.

Algunos individuos creen que ellos no duermen nunca. Lo que les sucede, sin embargo, es que entran en pequeños episodios de somnolencia que se denominan microsueños. Así, aunque tienen la sensación subjetiva de no dormir, estos períodos pequeños de descanso les son suficientes para no morir.

Muchas personas aún creen que «dormir es perder el tiempo». Acuden al médico para pedirle algún sistema o algún fármaco para no tener sueño después de haber dormido sólo tres o cuatro horas. La inconsciencia y la ignorancia se hallan en la base de esta creencia. El proceso de vigilia se genera durante el sueño. Nuestro cerebro, a partir de distintos procesos bioquímicos que tienen lugar durante la noche, es capaz de estar despierto durante el día. Si no damos tiempo al cerebro para que se produzcan estos procesos —sería el caso de dormir menos de siete horas—, al día siguiente padeceremos las consecuencias. Pero aunque sabemos todo esto, no podemos responder claramente a la pregunta ¿Por qué dormimos?

Sabemos que durante nuestro sueño es como si se recargaran «las pilas» que nos mantienen despiertos durante el día.

También está muy extendida la idea de que se puede dormir tres o cuatro horas entre semana y «recuperar» el sueño perdido durante el fin semana. Es como si dijéramos que podemos comer una naranja diaria durante cinco días y después desayunar, comer y cenar cinco veces el sábado y el domingo «para recuperar». Sí que es verdad que, si dormimos poco entre semana, dormiremos más el fin de semana,

Seguimos investigando sobre el sueño para poder responder a la pregunta ¿Por qué dormimos? y a otras que rodean el misterio del sueño pero no por ello dejaremos de sufrir las consecuencias de dormir poco los días laborables.

¿CUÁNTAS HORAS DIARIAS DE SUEÑO NECESITAMOS?

Una de las preguntas más frecuentes en la consulta es la de ¿Cuántas horas diarias de sueño necesitamos?

Las necesidades de horas de sueño varían en cada persona, noche a noche, dado que influyen infinidad de factores que van desde la edad hasta condicionantes genéticos. Los recién nacidos pueden pasar 18 horas durmiendo, con pequeños períodos de vigilia intercalados. Hacia los ocho-diez años los niños suelen dormir entre nueve y diez horas seguidas, aunque los mejores durmientes son los preadolescentes, doce-catorce años, que pasan gran parte de su sueño en fase 3/4 (profunda). El paso del tiempo afecta tanto a la calidad como a la cantidad del sueño. Un adulto suele precisar siete u ocho horas de sueño y las duerme sin interrupciones, mientras que una persona de 70 años acostumbra a dormir sólo seis horas y superficialmente, con múltiples despertares.

A medida que nos hacemos mayores perdemos la capacidad de dormir seguido —es decir, nos despertamos más veces durante la noche— y, asimismo, perdemos la capacidad de mantener constantemente el estado de vigilia, esto es tenemos la necesidad de realizar pequeñas siestas durante el día. Así una persona mayor de 70 años dormirá sólo cuatro o cinco horas seguidas durante la noche y hará dos o tres siestas de unos 10-15 minutos durante el día.

Aunque se desconocen con exactitud las horas diarias de sueño necesarias, los límites suelen estar entre las cinco o seis horas y las nueve o diez horas, aunque la gran mayoría de las personas acostumbran a tener suficiente con siete u ocho horas. Los que con cinco o seis horas mantienen un excelente grado de vigilia al día siguiente reciben el nombre de dormidores cortos y en esta categoría sólo se incluye el 5% de la población. Los que necesitan de nueve a diez horas para mantener un normal estado de vigilia se denominan grandes dormidores y también son sólo el 5% de la población. Ello nos indica que el 90% de la población adulta precisa entre siete y ocho horas diarias de sueño.

Lo único cierto es que las horas diarias de sueño son individuales. El análisis del estado en que nos encontramos durante el día nos indicará si las horas de sueño han sido las correctas. Edison solía dormir un promedio de cinco horas; Einstein, en cambio, dormía regularmente diez horas. Parece ser que importa mucho más la calidad del sueño —profundo y sin interrupciones— que la cantidad —muchas horas en la cama con un sueño superficial y entrecortado.

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